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Disney y los negros sigue siendo una cuestión sin resolver.

El pasado Marzo, Disney Pixar estrenó “Turning Red” una película que recibió buenas y malas
críticas casi por la misma razón; una niña china y la llegada de la menstruación. No es ninguna
novedad que el gigante de la animación ha dado muchos pasos hacia adelante, y desafortunadamente
en algunos aspectos no se ha movido en absoluto.
Disney fue fundada como “Disney Brothers Cartoon Studio” en 1923, por los hermanos Disney; Walt
y Roy. Hoy en día se la conoce como “Walt Disney Company”, una de las mayores compañías en la
industria del entretenimiento, y que en los últimos años ha adquirido compañías tales como Fox, Pixar
y Warner Bros. Con un currículo así, no es de extrañar que cada vez que saquen una película sea un
éxito…al menos entre la gente blanca.
Nací en 1999, así que crecí viendo las películas del Renacimiento de Disney (1989-1999) y Post
Renacimiento (2000-2009). Como chica negra en un país europeo, crecí también sintiéndome extraña,
y nunca veía a chicas como yo en las películas de dibujos. Lo más cercano fue Jasmine, de la película
de Aladdín (1992). Entonces llegó Tiana y el Sapo (2009), era la primera película donde salía una
chica negra, era guapa, ambiciosa y lista, y sin embargo algo estaba mal.
No ha sido hasta ser más adulta que he conseguido ordenar ese sentimiento sin nombre y darme
cuenta de que Disney (y otros estudios) tiene un patrón. Un patrón lleno de racismo mayoritariamente
y la falta absoluta de responsabilidad por su parte.
Disney tiene actualmente doce películas cuya trama gira alrededor de personajes racializados, la
primera de ellas siendo Aladdin, y la última de ellas Turning Red. Esto no sería un problema, si no
fuera porque en la primera y la última, mucho y poco ha cambiado. ¿Lo único que no ha
evolucionado? La inhabilidad de la compañía para contar historias negras/africanas.
Para cuando llegó Tiana, la gente ya consideraba a Jasmine, la princesa negra, en un mar donde el
resto de princesas eran blancas. Tiana debía ser un aliento de aire fresco, pero no lo fue y solo siguió
la técnica de Disney, en la que casi por obligación, los personajes negros se convierten en animales.
La película dura un total de 97 minutos, de los cuales, Tiana (la protagonista, recuerden) pasa 65
minutos convertida en rana, los 32 restantes la muestran trabajando (lo cual parece ser la única
característica de su personalidad). Muchos dirán que esa es la trama de la película, a lo que rebato,
Naveen (el príncipe) era quien debía aprender una lección, la película podría haberse llamado
perfectamente El príncipe sapo y la trama encajaría mejor. No solo eso, la película está basada en los
años 20 en Nueva Orleans, y en esa época la segregación era parte diaria de la gente negra, el contexto
es importante a la hora de contar historias, y si se puede ser históricamente correcto con otras
princesas, ninguna excusa vale para fallar de esta manera a un personaje que podría haber sido
muchísimo más.
Soul (2020) y El Rey León (1994), son otro ejemplo de esto (sí, incluyo al Rey León). Soul fue la
segunda oportunidad de redimir la historia de un personaje negro…por desgracia está muerto durante
gran parte de la película y para cuando revive ¿adivinan? Es un gato. ¿Veis ahora el patrón? No
importa el tipo de historia, si hay un personaje negro involucrado debe pasarse más de la mitad de la
película siendo un animal. Los estudios no se sienten cómodos a menos que ocurra esto. Un mensaje
que no sienta nada bien, si la única forma de verme representada en una película animada es como una
mascota o algo peludo, ¿solo valgo como animal?
Ah si, El Rey León…si os fijáis arriba mencioné la inhabilidad de contar historias negras/africanas.
Negras, en mi opinión, engloban mayoritariamente a los afro americanos, afro europeos, afro latinos,
afro asiáticos, la diáspora en general. Con Africanas, me refiero específicamente a aquellas que

refieren el contexto africano. La única película animada sobre alguna parte de África es sobre
animales. Y aunque el El Rey León, es de las mejores películas animadas (fácilmente en mi top 10
personal) no puedo evitar sentir rabia al pensar que la única película que me refleja, es sobre leones en
la sábana.
En los últimos años la llamada Revival Era (2010-presente) nos ha traído películas animadas con
minorías reflejadas casi a la perfección, con historias diferentes hechas más para adultos, que para
niños. Encanto (2021), Raya y el último dragón (2021), Coco (2017), Moana (2016) son unos pocos
ejemplos de lo lejos que ha llegado Disney en términos de representación y contexto racial.
Entonces…¿Qué problema hay con las historias negras/africanas?
El quid de la cuestión parece ser que muchos directivos y productores de la compañía piensan que
hacer una película sobre negros, se convertiría en algo “demasiado político”. Supongo que somos la
excepción a hacer películas culturales, ya que Encanto un éxito en taquilla y en crítica, no es para
nada político (guiño, guiño).
El problema no acaba ahí, una curiosidad mórbida me llevó a mirar algunas de las películas más
populares y celebres en las que el/la protagonista tienen un acompañante animal. Sorpresa, la mayoría
son doblados por actores negros. Algunos ejemplos incluyen; Sebastián (La Sirenita 1989) doblado
por Samuel E. Wright, Mushu (Mulán 1998) doblado por Eddie Murphy y en un ejemplo no solo de
racismo, sino de puro sexismo Eartha Kitt doblando a Yzma (El emperador y sus locuras 2000). Hay
críticos que argumentan que en los doblajes poco importa el actor, pero entonces no tendríamos un
reparto enteramente asiático para Turning Red, completamente latinos para Encanto y Coco. Las
personas negras estamos relegadas continuamente a roles animalísticos, y para una empresa que alega
no querer convertirlo en algo político, desde luego se aseguran de que continue siendo así.
Entonces ¿Se puede hacer una película racialmente sensible y correcta?
Nunca me cansaré de poner la siguiente película como ejemplo. No es de Disney y sin embargo sigue
siendo una de las mejores películas que he visto. El Príncipe de Egipto (1998), salió en el mismo año
que Mulán, y un año después de Hércules (1997). Esta película está grabada en mi memoria, como la
única que retrata fielmente Egipto en la época del Antiguo Testamento. Con gente racializada como
parte central de la historia. Seas religioso o no, la trascendencia de esta película es innegable. Con una
estética visual increíble para la animación de ese entonces, una historia antigua y religiosa, el estudio
Dreamworks, logró transformar un relato que quizá fuera “demasiado” para otros, en una película
animada en los años que se disfruta a cualquier edad. Un dato curioso; Dreamworks se reunió con más
de 50 líderes religiosos (musulmanes, cristianos y judíos), arqueólogos e historiadores durante meses
preparando la película ya que querían asegurarse de no ofender a ninguna comunidad. Otro dato
curioso; Disney contrató a UN consultor (que no era historiador, ni nada, era un hombre que
simplemente era negro y supongo que para Disney eso tenía que contar) para Tiana y el Sapo.
La pregunta que sigue rondando es pues, ¿qué tan dificil es para los estudios hacer una historia
negra/africana? Ciertamente no ha sido dificil retratar otras minorías, ¿es realmente algo “político”
retratar nuestras historias, o se trata solo de una excusa para continuar utilizando el mismo recurso
durante otros veinte años?

Keyla O. Sam

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